Tras un mes lleno de momentos para compartir, abrir regalos y disfrutar de la deliciosa comida de la época, es momento de pasar a la acción y planificar los propósitos de Año Nuevo. Piensa en ello como si prepararas tamales: El resultado es exquisito, pero para llegar ahí necesitas paciencia, seguir cada paso con cuidado y, sobre todo, ponerle corazón.
No queremos que este año te quedes a medias, creemos fervientemente que, con nuestra guía, puedes lograr todo lo que te propongas. Así que, manos a la obra.
Escribe, que las palabras se las lleva el viento.
Como primer paso, empieza por escribir tus propósitos en una agenda o celular, pero lo importante es que puedas visualizarlos y te animes cada que vez que los leas. También te servirá como base para crear tu plan de metas. Pero, atención, no empieces a enlistar como si fueran las compras del supermercado, no se trata de colocar todo lo que quieres tener, sino lo nuevo que deseas cumplir, puedes escribir tu propósito y a la par el por qué para recordarte el motivo, aquí te dejamos un ejemplo:
“Este año quiero comprar una laptop nueva, porque la que tengo está vieja y da problemas” o “Ahorraré L 50,000 para ir a un crucero, porque desde niño he querido vivir esa experiencia”.
Mantén los pies en la tierra.
Uno de los errores que se comete comúnmente es querer comerse el pastel de un solo bocado. Ser realista con tus propósitos de Año Nuevo es clave porque, seamos honestos, si apuntas a la luna sin siquiera haber despegado del suelo, lo único que vas a conseguir es frustrarte. No se trata de soñar poco, sino de tener metas alcanzables que te mantengan motivado.
Pongámoslo así, si quieres empezar a hacer ejercicio, no te comprometas a correr una maratón el próximo mes cuando ni siquiera has corrido alrededor de tu casa. Mejor, empieza con algo que puedas lograr, como salir a caminar 20 minutos al día.
Y si crees que necesitarás ayuda financiera para lograr alguno de tus objetivos, recuerda que Banpaís cuenta con el préstamo personal 100% digital que puedes solicitar desde donde estés y sin aval.
Hazte amigo de los cronogramas.
Es como una hoja de ruta que te dice si vas por buen camino o si necesitas ajustar algo, es perfecto para encaminar tus metas porque puedes asignar fechas, actividades, tiempos, etc. Además, te ayuda a medir tu progreso, permitiendo que todo se vea más manejable y que cada logro se sienta como un paso más cerca de tu objetivo final.
Si crees que suena complicado y no te consideras una persona organizada, puedes buscar en internet plantillas y descargar la que mejor se adapte a tu estilo y necesidad. Recuerda que los nuevos propósitos también vienen con nuevos cambios.
Practica la disciplina
¿Reconoces la típica frase “¿Este año, será mi año”? La motivación inicial no es el problema, de hecho, todos empezamos con un gran ánimo y actitud positiva, pero no dura para siempre. Es ahí donde entra la disciplina, como un recordatorio constante de que, aunque no tengas ganas, cumplir con lo que te propusiste vale la pena.
Así que, no te rindas cuando las cosas se pongan difíciles, sé disciplinado, porque cada paso que das es una inversión en el futuro que quieres.
Un punto clave es que debes tener claro hacia dónde vas y de dónde partes. Así que antes de arrancar, date un momento para reflexionar y empezar con una dirección clara, recuerda, un buen mapa siempre hace el viaje más fácil.